¿Violencia en tu relación?

Infórmate sobre casos de violencia


Tipos de violencia

La violencia es una conducta aprendida y es muy probable que tanto el agresor, como la víctima carguen historias de abuso. Aunque cada caso de violencia es diferente y existen diferentes tipos, hay patrones de alerta que debes aprender a identificar. 

1. Violencia emocional: Es una forma de maltrato que se manifiesta con gritos, insultos, abandono afectivo, indiferencia y otros actos que buscan provocar sentimientos de culpa, inseguridad, minosvalía y dependencia. La violencia emocional suele estar acompañada del sentimiento de no poder vivir el uno sin el otro o sentirse incapaz de terminar la relación.

Las agresiones verbales, el rechazo continuo y la ridiculización de los sentimientos de la víctima, deterioran progresivamente su autoestima y fortalece su dependencia emocional.

En una primera etapa prevalece un sentimiento de admiración y la víctima suele esforzarse por lograr el cariño, aceptación y reconocimiento de su pareja. El agresor adquiere un rol de "maestro" que juzga, descalifica y controla anteponiendo sus necesidades.

Los roles se racionalizan y se justifican, haciendo sentir a la víctima merecedora y culpable. La violencia psicológica sirve muchas veces de antesala a la violencia física, sexual y económica, ya que genera las condiciones psicológicas necesarias para soportar y justificar más violencia.

2. Violencia física: Si la violencia psicológica se caracteriza por la codependencia emocional, la violencia física se detecta por la intimidación, los celos obsesivos, amenazas de suicidio y miedo. En la mayoría de los casos de asesinatos domésticos, los celos mórbidos son una razón.

En principio las personas violentas físicamente suelen mostrar un excesivo interés, cuidado y amor por su pareja. Es probable que en poco tiempo se sienta profundamente enamorado y desee pasar el resto de sus días contigo. Te haga sentir halagada e idealizada.

Muestra un reiterado miedo al abandono y es muy manipulador. Utilizan el victimismo, la transmisión de culpa, o la provocación de lástima para generar control. Suelen tener cambios de humor drásticos o arranques violentos sin causa aparente y desarrollan personalidades diferentes con su familia y sus amigos.

3. Violencia sexual: Los casos de trata de blanca son los ejemplos más graves de violencia sexual dentro de una relación. Sin embargo aislarte y obligarte a tener sexo con otras personas no es la única forma en que la violencia sexual se manifiesta.

La presión, el chantaje y la manipulación para acceder a tener relaciones es la forma más típica de violencia sexual, aunque le siguen en frecuencia el aborto forzado, el rechazo del uso de métodos anticonceptivos, y la humillación sexual.

En casos más graves de abuso, el agresor empieza a controlar diferentes aspectos de la relación íntima. Por ejemplo: “Él dicta el tipo de penetración, la hora, la cantidad de tiempo y la frecuencia de la relación sexual, sin importar el consentimiento de su pareja"

4. Violencia económica: En este tipo de violencia se distinguen dos casos.

El primer caso es cuando el abusador bajo el pretexto de formar parte de un equipo, una familia, compartir los gastos, o simplemente "ser ayudado por una causa extraordinaria", dispone de pertenencias, ingreso y patrimonio de la víctima. Por ejemplo pide prestado grandes cantidades sin realizar los pagos o compromisos adquiridos. Minimiza los préstamos aún cuando éstos ocasionen conflictos y suele vender las pertenencias de su pareja sin su autorización, quedándose con los ingresos. Posteriormente puede robar, o fraudar. 

El segundo caso es cuando el agresor es proveedor de todo: En la casa no falta nada, el refrigerador lleno, todos los servicios pagados, pero TODO es de él. Controla cada peso, supervisa todo lo que gasta la mujer, no le da efectivo (todo es con tarjeta, pues así vigila y controla los gastos), y  amenaza con quitarle todo, hasta con quedarse con los hijos.

 

¿Qué hacer?

1. Busca ayuda profesional.

 

2. Reconoce el tipo de violencia, e infórmate sobre sus características, repercusiones psicológicas y de salud.

 

3. No te responsabilices, ni lo excuses.

¡NO ES TU CULPA! No mereces que abusen de ti, no hiciste nada para provocar el abuso y mereces vivir feliz y sin violencia. Trabaja en tu autoestima.

 

4. Documenta el abuso. Si es posible, trata de grabar un audio de las ofensas,  intimidaciones, amenazas o toma fotografías del abuso físico.

 

5. Elabora un plan de independencia emocional, independencia económica o de trabajo y un plan de seguridad que te permita escapar de la relación.

 

6. Deslindáte de tus compromisos de "pareja" y exclúyelo  de tú trabajo y de tus necesidades económicas.

 

7. Sigue adelante. Rodéate de seres queridos, asiste a reuniones de apoyo para víctimas de violencia y no trates de hacerlo por tu cuenta. ¡No te aisles!

 

9. Comienza a construir un espacio de esparcimiento dónde no le permitas entrar. Haz ejercicio, aprende a tocar un instrumento, un idioma nuevo o un curso extracurricular.

 

10. Termina la relación cuanto antes. No te pongas excusas, no tienes la obligación de darle explicaciones.

 

11. Platica y alza la voz en cada oportunidad que tengas. Ten números de personas de confianza a la mano y estableces palabras de seguridad que puedas emplear en caso de emergencia. 

 

Primeros síntomas de la violencia

  • Ridiculiza o minimiza tus necesidades.
  • Utiliza tu dinero e incumple en los pagos o compromisos.
  • Te dice como debes comportarte, es tu "maestro(a)".
  • Existe un patrón de tensión, crisis y reconciliación.
  • Te recrimina infidelidad y te hace sentir merecedor(a) del maltrato.
  • Te insulta.
  • Te aisla.
  • Te niega cariño.
  • No demuestra sus emociones, excepto el enojo.
  • Caricias agresivas o prácticas sadomasoquistas.
  • Es celoso y obsesivo con el poder.
  • Te espia.
  • Te prohibe.
  • Te ocasiona conflictos con tu familia o amigos.
  • Tiene una actitud de víctima, te atribuye los problemas.
  • Existe miedo de ambas partes a la separación. Con frecuencia te hace sentir que no puede vivir sin ti.
  • Es egoísta y antepone sus necesidades sin importar que éstas te afecten.
  • Prefieres callar tus opiniones por no desatar una discusión. No te sientes cómoda contradiciéndolo.

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